El fragmento no es un elemento más de la modernidad sino su ápice.
En la modernidad el mundo empieza a quebrarse con experiencias de esfuerzo y dolor (los sistemas de percepción, epistemológicos, artísticos); en la posmodernidad, en cambio, el mundo ya está quebrado pues no hay ninguna nostalgia de reconstrucción.
Entonces el fragmento tiene ya ciudadanía, en este sentido, somos un pueblo de recicladores, de hacernos y deshacernos desde nuestras cenizas y deshechos; desde los fragmentos culturales, lingüísticos, y económicos de occidente
Entonces, si estamos imbuidos en una compleja estructura desmaterializada de signos que se hacen manifiesto en cada acto de la vida humana, en términos de que un signo es la historia de cómo se convirtió en social una experiencia individual; cada signo traslada aquella historia al espacio y tiempo determinados por un simulacro del desplazamiento que sigue este orden;
Cuerpo/ residuo/ todo lo humano/ pasado/ memoria/ lejos de la naturaleza/ cerca de la trasparencia.
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