La hipertecnica, caracterizada por una sobre exposición de la realidad que va a ir provocando indefectiblemente su desaparecimiento debido paradójicamente a su exceso de realidad y que por ende, se desvanece al punto de confundirse con la virtualidad propia de las tecnologías de este tiempo y que van a dar paso a formas irreales de poder sobre las conciencias humanas que se anidan en lo que llamare “metrópolis contemporáneas”, en una búsqueda frenética por sobreponerse los unos a los otros en una jerarquía imaginaria.
De acuerdo con esto postulo que el hombre actual, bajo el predominio de la técnica sobre su existencia, que va a determinan su “actuar” en un encierro manipulado, conllevara a la perdida absoluta de la soberanía y autodeterminación sobre sí mismos y por tal, de la imagen humana, su “yo” como polo defensivo de su personalidad única e irrepetible y todo lo que proyecta su auto representación en el otro. Este cansancio del hombre por el hombre tanto moral y espiritual como biológico se devela ciertamente en el fenotipo de los habitantes de la metrópolis, encierro que lo dirije a internalizar todo lo ajeno de manera automática; construirse a retazos.
Esta transfiguración física y mental que experimentamos los humanos en la metrópolis es sin duda uno de los aspectos centrales en mi obra y a la que llamo “sucesos de mutación” ya que en esta “irrealidad” esencialmente mutamos en el entorno, nos plegamos a elementos sensoriales que en la internalización nos abre la huella de acontecimientos anteriores que se refugian en la memoria de un pasado mas humano, consientes de la naturaleza y no presumiendo la inferioridad de esta; acontecimientos que se difuminan para siempre.
Entonces, bajo este prisma, mi trabajo consiste en descomponer bajo un proceso intuitivo una serie de estereotipos significativos de la decadencia de esta era, verificando el espacio corporal de los seres en estudio, husmeando en su territorio, en su infraestructura de existencia, el hábitat donde se déconstruyen constantemente para fragmentarse y dejarse ver en la reproducción de las practicas y representaciones arquetípicas como el trabajo, el sexo, la violencia, el ocio, el odio, todo ese “dejarse ver” que analizare inductivamente, los dispondré a la luz de las características de un hombre ideal en un futuro cercano ya totalmente dominado por la técnica, ya que son campos que considero están en disputa permanentes por el poder, pero de manera virtual, pues el poder esta sustancialmente en los temores de su existencia, los regímenes de sentido y representación que hace develar aun mas el derrumbamiento interior de los humanos y con esto su fragmentación, donde se deja ver con mayor fuerza que la idea del hombre como ente internalizador de imágenes no ha servido mas que para ser un alienante que precipita los componentes vulnerables de los humanos, una perdida de toda conexión espiritual con la naturaleza que hace de su cuerpo por un lado una materialidad devorable por las biotecnologías y por otro lado, una presa para que los agentes tecnológicos diseñados para la limitación de las conciencias hagan su trabajo.
Entonces, esta propuesta consiste en una separación intuitiva de los fragmentos ideales que se refugian en la psique de los humanos que a la postre de su asimilación inconsciente se dejan ver físicamente, la apropiación de esos síntomas representados como signos son los que internalizare para comprender esencialmente, para luego sintetizar, delimitar y finalmente sustraerlos al montaje. En conclusión, planteo que estos signos que se convirtieron en sociales luego de experiencias traumáticas en la era técnica, son pulsiones reprimidas, y son estas pulsiones las que extraeré minuciosamente. Selecciones intuitivas de estos fragmentos para erigir la construcción de seres “posthumanos”, hacia la construcción de un nuevo estereotipo, ficcionado en su esencia pero que deje ver mas humanidad que la que a lo sumo cargamos todos con la represión absoluta de nuestros mas íntimos deseos.